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Los hosteleros muestran su descontento ante el decreto que regulará las temperaturas

Deberán mantener los locales por debajo de los 21 grados en invierno La normativa puede obligar a comercios, restaurantes y bares a realizar reformas

Representantes y trabajadores del sector hostelero han mostrado su descontento ante el nuevo decreto ley que regulará la temperatura de los lugares de uso público. La norma, aprobada el 27 de noviembre por el Consejo de ministros, recoge que la temperatura de restaurantes, bares, cines y grandes almacenes deberá ser de menos de 21 grados en invierno y más de 26 grados en verano. La normativa debe ahora someterse al debate parlamentario, por lo que se podrán introducir enmiendas. No obstante, numerosos propietarios de comercios temen que la nueva normativa les obligue a realizar reformas en sus instalaciones.

El Real Decreto que aprobó el Consejo de ministros hace obligatorio que los locales deban ajustar su temperatura a ese canon, además de otras medidas, como la obligatoriedad de instalar puertas exteriores de cierre automático. Todas estas normas tienen el propósito de ahorrar energía, según el Gobierno.

Entre los responsables y trabajadores el sector hostelero se recogen opiniones muy críticas con la medida. Algunos de los bares y restaurantes valoran positivamente la intención de ahorrar energía. No obstante, se muestran preocupados por los gastos que les puede suponer y las posibles multas.

El abogado y director de Asociación de Empresarios de Hostelería de Navarra (AEHN) Nacho Calvo critica la ley y se hace eco de una de las mayores preocupaciones de los hosteleros: la inversión que acarreará. "Esta ley implica la instalación de unos aparatos para regular la temperatura, que muchos locales no tienen. ¿Esto quiere decir que hay que instalar termostatos en estos lugares?". Sin embargo, se muestra prudente en los efectos que pueda tener la ley en la práctica. "Hay que dar un poco de margen. La ley da recomendaciones, lo que es natural, pero no creo que sean tan estrictos a la hora de desarrollarla". A falta de ver su verdadera aplicación en el día a día reconoce que desconoce "como va a afectar esto a los hosteleros", y espera que "esta normativa tenga el grado de recomendación y no de obligación".

Con respecto a la norma sobre las temperaturas, Nacho Calvo razona que "la temperatura debe adaptarse a cada individuo. Las necesidades cambian de una persona a otra; de hombre a mujer, de personas de diversa procedencia...".

Imanol Ezpeleta, camarero del restaurante Cocina Vasca de Pamplona admite que la medida le parece "bien desde el punto de vista del ahorro de energía. Lo que no me parece bien es que los propietarios de los locales tengan que hacer este gasto obligatoriamente".

Los hosteleros no olvidan la ley antitabaco que obligó a hacer reformas en sus comedores y salas en el 2006, y el impacto que tuvo en su clientela, que se dividió entre fumadores y no fumadores. Asimismo, temen las multas que pueden sobrevenirles. Javier Largo, encargado del restaurante Okapi de la plaza del Castillo, se muestra tajante. "Después de la normativa se empezará con las multas". A su parecer, "lo que se busca con esta ley es recaudar dinero, porque a la postre habrá sanciones". Y añade que "está claro que hay que ahorrar energía y concienciar a la gente pero, creo que se deberían hacer recortes también en política. Eso no supondría ahorrar energía pero supondría ahorrar dinero, que es lo que más falta hace".

Pero los bares y restaurantes no son los únicos a los que les concierne este nuevo decreto. Oficinas, cines, tiendas, supermercados, centros comerciales y grandes superficies están también a la espera de ver como les afectará la medida.

Arantxa Cumba, encargada de Cines Golem Bayona y Yamaguchi, cree que la reforma no tiene sentido, ya que "en las salas de cine normalmente se regula la temperatura en función del cliente". Según explica, "los usuarios suelen demandar sobre todo cambios de temperatura. Cuando vienen a ver una película deben estar más de una hora quietos en un sitio y eso les hace necesitar un número de grados con los que se sientan cómodos".

El clima de las salas de cine se regula habitualmente en una cabina que se encuentra en una habitación independiente, y se suele mantener alrededor de "23 grados en invierno y los 20 grados en verano". No obstante, subraya que intentan "que el contraste de temperatura con la calle no sea tan fuerte".

El gerente del bar restaurante Windsor, Juan Lizarraga, por el contrario, dice que no ve exagerada la medida. "Nosotros generalmente no abusamos demasiado de la calefacción o el aire acondicionado. Al tener un local en una ubicación privilegiada, con ventilación por medio de corriente, el local se mantiene frío en verano y caliente en invierno".

El hostelero Paolo Andrés Roncancio destaca que tras la ley antitabaco que supuso una reforma para muchos locales es posible que se apruebe otra ley que vete el humo de estos locales, haciendo que la anterior inversión no haya servido para nada.

En cuanto a la postura de supermercados y grandes almacenes, el grupo Eroski hace constar que se atiene a "todas las normativas en este sentido". "Cualquier disposición legal vigente es de obligado cumplimiento y Eroski lo asume con la responsabilidad que conlleva una disposición legal", dice Iosu Sanz, jefe de prensa de la entidad.

En todas las instalaciones, en las que se incluye las estaciones de transporte (estaciones de autobús, trenes) la humedad relativa deberá oscilar entre un 30% y un 70%, según la norma. Los locales de gran afluencia de gente o de más de 1.000 metros cuadrados deberán exhibir la gama de temperaturas interiores para conocimiento de los usuarios.

La ley está enmarcada dentro del Plan de Eficiencia Energética promovido por el Gobierno central 2008-2011, que contiene 31 medidas encaminadas a ahorrar energía, entre las que se encuentran algunas tan variadas como apoyar el sector de las energías renovables, el plan renove de vehículos o la aplicación de las normas en las viviendas de nueva construcción.

El decreto surgió a propuesta de los ministerios de Vivienda y de Industria, Turismo y Comercio. Sus objetivos primordiales son ahorrar energía en grandes superficies y edificios públicos, pero afectará también al pequeño comercio.

 

Fuente: noticiasdenavarra.com